Calderon de la Barca |
En la época que nos ocupa, existe gran abundancia de producción teatral en todas las colonias (pero especialmente en los virreinatos de Perú y Nueva España). El éxito de Calderón de la Barca y Lope de Vega en la península llega a América para convertir al maestro barroco y a sus discípulos en los autores más representados en el Nuevo Mundo, puesto que su teatro da cumplida cuenta de los gustos y criterios de la centuria del siglo, tanto por la espectacularidad de puesta en escena como por el exotismo de sus personajes, una dramaturgia que tiende a impresionar al público con hechos terroríficos y fantásticos en detrimento -según Giuseppe Bellini, Germán Viveros y otros crí (2), de la calidad del argumento. Son obras de gran aparatosidad y complejidad en las que prevalecen los elementos maravillosos o sobrenaturales, la temática mitológica, las pomposas alegorías, las hagiográficas o las de temática histórica, aunque en este sentido "[...] se observa una notoria debilidad por los temas relacionados con la Nueva España: La mexicana en Inglaterra de Francisco Gavila, Hernán Cortés en Tabasco de Fermín del Rey, Cortés triunfante en Tlaxcala de Agustín Cordero y sobre todo La conquista de México de Diego Sevilla [...]" (3). No obstante, según Teodosio Fernández, no es Calderón como autor el que impone el canon de teatro en Nueva España, sino la inclinación del público hacia la ostentación y extravagancia de la puesta en escena.
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